Evaluación neuropsicológica

Comprender la neuropsicología: Desvelando los conocimientos cognitivos

La neuropsicología, una faceta especializada de la psicología, profundiza en la evaluación de las disfunciones neurocognitivas, un espectro que abarca la personalidad, la inteligencia, la atención, la función ejecutiva, el razonamiento, la resolución de problemas, el procesamiento de la información y la memoria. La evaluación del estado cognitivo implica una exploración exhaustiva de dominios neurológicos específicos.

En el ámbito de los pacientes con traumatismo craneoencefálico (TCE), en particular los que presentan afecciones de moderadas a graves, la neuropsicología desempeña un papel fundamental. Aunque las LCT leves suelen resolverse espontáneamente en cuestión de días, el campo de la neuropsicología resulta enormemente beneficioso para los casos en que los síntomas persistentes se prolongan más allá de un mes.

Las evaluaciones neuropsicológicas abarcan una evaluación clínica meticulosa junto con diversas pruebas y baterías de pruebas adaptadas para revelar anomalías relacionadas con la LCT. Dado el carácter dinámico de estas pruebas, se recomiendan las versiones más actuales. Los pacientes se someten a una batería de evaluaciones que abarcan la inteligencia, la memoria, la función ejecutiva, el habla, el lenguaje y las habilidades visuales y espaciales, dilucidando el impacto de la LCT y trazando un plan de tratamiento a medida.

Es fundamental tener en cuenta que este resumen no es exhaustivo y que pueden administrarse pruebas adicionales en función de las indicaciones clínicas. La selección de los ámbitos de las pruebas depende del juicio clínico individual, lo que garantiza un enfoque matizado de cada caso.

 

Evaluación neuropsicológica y neurocognitiva: Guiando el Cuidado de TBI

Para la evaluación y el tratamiento de pacientes con Daño Cerebral Traumático (TCE), se recomienda una Evaluación Neuropsicológica y Neurocognitiva. Esta evaluación es especialmente beneficiosa para los pacientes con LCT moderada o grave que experimentan dificultades cognitivas. Incluso las personas con LCT leve y síntomas persistentes pueden beneficiarse de estas evaluaciones.

La evaluación tiene varias finalidades, como orientar las estrategias de tratamiento, supervisar las intervenciones psicológicas y cognitivas y, más adelante, evaluar el final de la curación, la meseta clínica y la preparación para la reincorporación al trabajo. Los beneficios residen en la identificación y medición de las capacidades psicológicas, neuropsicológicas, sociales, conductuales y cognitivas, lo que facilita la adaptación de las terapias para abordar déficits específicos.

Normalmente, se realiza una o dos veces una evaluación exhaustiva con una batería de pruebas que abarcan ámbitos como la inteligencia, la memoria, la función ejecutiva, el habla, el lenguaje, las habilidades visuales espaciales, la velocidad de procesamiento, el estado de ánimo y la personalidad. Las evaluaciones y tratamientos posteriores se centran en los déficits o problemas funcionales detectados. El proceso ayuda a adaptar las estrategias de rehabilitación y a determinar el alcance de cualquier déficit residual a lo largo del tiempo.

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