Pautas de tratamiento médico del Estado de Nueva York para lesiones de la parte media y baja de la espalda en pacientes con indemnización por accidente laboral

Las directrices establecidas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York ofrecen principios generales para ayudar a los profesionales sanitarios a tratar las lesiones que afectan a la zona media y baja de la espalda. Estas directivas ayudan a los médicos y profesionales sanitarios a determinar las medidas adecuadas para una atención integral cuando se trata de lesiones en estas áreas específicas.

Los profesionales sanitarios especializados en lesiones de la zona media y baja de la espalda pueden confiar en la orientación proporcionada por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones bien informadas sobre los enfoques adecuados para sus pacientes.

Es fundamental subrayar que estas directrices no pretenden sustituir al juicio clínico ni a la experiencia profesional. La decisión final sobre el tratamiento de las lesiones de la parte media y baja de la espalda debe ser fruto de la colaboración entre el paciente y su profesional sanitario.

Introducción a las lesiones de espalda media y baja

Anamnesis y exploración física

El proceso de anamnesis y exploración física del paciente constituye la piedra angular de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos posteriores. Si los resultados de las evaluaciones clínicas y otros procedimientos diagnósticos no coinciden, se da más peso a los hallazgos clínicos objetivos. Es imprescindible que los historiales médicos documenten de forma exhaustiva y razonable lo siguiente:

 

Historia de enfermedad actual

Al realizar un historial detallado, es crucial centrarse en la proximidad temporal al momento de la lesión, ya que esto guiará principalmente la evaluación y el tratamiento posterior. El historial completo debe abarcar los siguientes aspectos:

Mecanismo de la lesión: Se trata de obtener información detallada sobre la aparición y progresión de los síntomas, incluida una descripción minuciosa del incidente. Es crucial comprender la posición del cuerpo antes, durante y al final del incidente. En los casos en que no haya un incidente específico, es importante incluir detalles sobre las posturas corporales en el trabajo, su frecuencia durante la jornada laboral y los requisitos para levantar/empujar/tirar.

Localización del dolor, naturaleza de los síntomas y factores que lo alivian o agravan: El historial debe profundizar en los detalles de la localización del dolor, la naturaleza de los síntomas y los factores que alivian o agravan la afección, como la tolerancia a la sedestación. Deben tratarse tanto las dolencias primarias como las secundarias, por ejemplo, dolor de espalda primario con dolor de cadera o ingle secundario.

El uso de una herramienta aceptada de evaluación del dolor: Se recomienda encarecidamente emplear una herramienta de evaluación del dolor reconocida, como la Escala Visual Analógica (EVA), especialmente en las dos primeras semanas tras la lesión. Así se garantiza que todos los síntomas relacionados con el trabajo, incluido el dolor, se traten adecuadamente.

Presencia y distribución de los síntomas en las extremidades inferiores: Debe prestarse especial atención a la presencia y distribución de entumecimiento, parestesias o debilidad en las extremidades inferiores, sobre todo si se precipitan o empeoran al toser o estornudar.

Alteraciones de la función intestinal, vesical o sexual: El proceso de anamnesis también debe explorar cualquier alteración de la función intestinal, vesical o sexual, ya que puede ser indicativa de problemas subyacentes relacionados con la lesión.

Deben explorarse las lesiones anteriores, tanto laborales como no laborales, en la misma región. Esto incluye detalles sobre tratamientos anteriores, antecedentes de accidentes de tráfico específicos y síntomas crónicos o recurrentes. Es esencial una revisión exhaustiva de todos los estudios de imagen de la columna vertebral previos.

Deben tenerse en cuenta las respuestas emocionales y psicológicas del individuo relacionadas con la lesión o enfermedad actual.

La capacidad para desempeñar las tareas del trabajo y participar en las actividades cotidianas es un aspecto crucial que debe examinarse.

 

Historia pasada

Recopilar un historial médico completo es un paso importante.

Una revisión exhaustiva de los sistemas debe abarcar diversos elementos, incluidos los signos o síntomas relacionados con la salud constitucional, los ojos, los oídos, la nariz, la boca y la garganta, el sistema cardiovascular, el sistema respiratorio, el sistema gastrointestinal, el sistema genitourinario, el sistema musculoesquelético, el tegumentario/seno, el sistema neurológico, los aspectos psiquiátricos, el sistema endocrino y el sistema hematológico/linfático, así como las respuestas alérgicas/inmunológicas. Dependiendo de la afección específica que se considere y del juicio clínico, el alcance y el énfasis de esta revisión pueden ajustarse caso por caso.

El estudio de la historia del tabaquismo es esencial para obtener una comprensión global.

El examen de las actividades profesionales y recreativas proporciona información valiosa sobre las actividades cotidianas de una persona.

Es importante profundizar en la historia de la depresión, la ansiedad o cualquier otra enfermedad psiquiátrica para obtener una perspectiva holística.

 

Examen físico

Guiada por la historia clínica del paciente, la exploración debe abarcar pruebas y técnicas aceptadas y pertinentes para la zona específica que se esté examinando:

La comprobación de las constantes vitales es un aspecto fundamental del examen.

Es fundamental realizar una inspección general que incluya una evaluación de la postura, la posición y la marcha.

La inspección visual ayuda a realizar una evaluación exhaustiva.

La palpación, que implica un examen táctil, es una parte esencial del proceso.

La evaluación de la amplitud de movimiento lumbar, la valoración de la calidad del movimiento y la identificación de los espasmos musculares son componentes integrales. Pueden ser necesarias evaluaciones específicas del movimiento articular.

El examen de la columna torácica y la pelvis proporciona una comprensión más completa.

Las pruebas de tensión nerviosa, incluida la prueba de Lasegue (prueba de elevación de la pierna recta), son una parte valiosa del examen. Normalmente, se considera que un resultado es positivo cuando la elevación se sitúa entre 25 y 60 grados, y siempre se informa de los grados exactos.

El examen de las funciones sensoriales y motoras de las extremidades inferiores, con especial atención a las raíces nerviosas, es una parte fundamental de la evaluación.

La evaluación de los reflejos tendinosos profundos proporciona información valiosa.

En los casos en que sea pertinente, está justificada la realización de un examen abdominal, la medición de las circunferencias de las extremidades inferiores o la evaluación de otras anomalías en las extremidades inferiores.

Un aspecto importante es la exploración minuciosa de la cadera, que abarca la amplitud de movimiento, la evaluación del dolor y la evaluación de las deformidades.

La realización de un examen vascular de las extremidades inferiores, incluida la palpación de los pulsos distales, contribuye a una evaluación exhaustiva.

 

Evaluación de la médula espinal

Cuando existen indicios de una lesión potencialmente grave basados en el mecanismo de la lesión, los antecedentes o la presentación clínica, es imperativo realizar evaluaciones adicionales. Un examen neurológico completo, destinado a evaluar la posibilidad de una lesión medular, puede incluir:

Comprobación del tacto agudo y ligero, la presión profunda, la temperatura y las funciones sensoriales propioceptivas.

Realización de pruebas de fuerza para evaluar las funciones motoras.

Evaluar el tono del esfínter anal y/o la sensibilidad perianal.

Examinar la presencia de reflejos patológicos.

La clasificación de las lesiones de la médula espinal según la escala de deterioro de la American Spine Injury Association (ASIA) es un paso crucial en el proceso de evaluación.

 

 

 

Banderas rojas

Ciertos hallazgos, denominados comúnmente «señales de alarma», merecen una consideración cuidadosa, ya que indican la posibilidad de afecciones médicas graves y urgentes. La evaluación, que abarca tanto la anamnesis como la exploración física del paciente, debe centrarse específicamente en identificar estas señales de alarma. En el contexto de los problemas de espalda media y baja, estos indicadores preocupantes pueden incluir fracturas agudas, luxaciones, infecciones, tumores, déficits neurológicos progresivos, síndrome de cauda equina y trastornos extraespinales. La identificación de estas señales de alarma puede requerir una evaluación más exhaustiva, una consulta o incluso intervenciones urgentes/emergentes. Las directrices de Nueva York sobre lesiones medianas y lumbares están diseñadas para incorporar ajustes en la gestión clínica en respuesta a la presencia de estas señales de alarma, garantizando un enfoque proactivo y adaptado a la atención al paciente.

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