Directrices de tratamiento médico del Estado de Nueva York para los programas de tratamiento del dolor en pacientes con indemnizaciones laborales

Las directrices proporcionadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York ofrecen principios fundamentales para la aplicación de programas de tratamiento del dolor no agudo. Estas directrices pretenden ayudar a los profesionales sanitarios a establecer programas eficaces para abordar el dolor continuo en el contexto de una atención integral.

Los profesionales sanitarios con experiencia en el desarrollo de programas de tratamiento del dolor no agudo pueden confiar en las orientaciones esbozadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones bien informadas sobre los enfoques más adecuados para sus pacientes.

Es fundamental subrayar que estos principios no pretenden sustituir al juicio clínico ni a la experiencia profesional. El desarrollo de programas de tratamiento del dolor no agudo debe implicar la colaboración entre el profesional sanitario y el paciente, teniendo en cuenta las circunstancias individuales y los objetivos del tratamiento.

Objetivos de los programas de tratamiento del dolor

  • El objetivo es mejorar la función minimizando el dolor.
  • Proporcionar una mejora mensurable de las capacidades físicas.
  • Facilitar la vuelta al trabajo.
  • Ayudar a los pacientes a asumir responsabilidades de autogestión.
  • Garantizar el mantenimiento de los logros funcionales tras el alta con una planificación adecuada de los cuidados posteriores.
  • Reducir el uso de medicamentos.
  • Menor utilización de la asistencia sanitaria, desviando la atención de los procedimientos médicos.
  • Objetivo a largo plazo: Autogestión independiente en todas las formas de restauración funcional.

 

Tipos de programas

  • Programas ambulatorios, hospitalarios y, en caso necesario, telefónicos de bienestar y mejora funcional que ofrecen entrenamiento, educación y apoyo.

 

Duración de los programas / intervenciones

  • Programas de tratamiento del dolor en régimen hospitalario o ambulatorio: Idealmente de tres a ocho semanas, con reevaluación para posibles estancias repetidas si se observan o disminuyen las ganancias funcionales previas.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Normalmente 10-16 tratamientos a lo largo de 6-8 semanas, con un máximo de 16 tratamientos.
  • Evaluaciones psicológicas: Suele ser una visita única, con hasta tres horas asignadas a pruebas psicométricas si es necesario.
  • Intervención psicológica: La duración óptima oscila entre seis semanas y tres meses, con posibilidad de una supervisión más prolongada en caso necesario.

 

Biofeedback

  • La biorretroalimentación, un tipo de medicina conductual, ayuda a los pacientes a adquirir conciencia de sí mismos y habilidades de autorregulación para mejorar el control sobre su fisiología.
  • Consiste en utilizar instrumentos electrónicos para monitorizar funciones fisiológicas específicas, con retroalimentación proporcionada a los pacientes mediante señales visuales, auditivas o táctiles, guiados por un especialista en biorretroalimentación.
  • El tratamiento se personaliza para adaptarlo al diagnóstico y los requisitos laborales del paciente, y se fomenta la práctica en casa para dominar las destrezas, a menudo facilitada mediante materiales de formación a domicilio.
  • El objetivo de la terapia de biorretroalimentación es transferir las habilidades adquiridas al lugar de trabajo y a las actividades cotidianas.
  • Los candidatos a la terapia de biorretroalimentación deben estar motivados para aprender y aplicar técnicas de biorretroalimentación y autorregulación.
  • La biorretroalimentación no es adecuada para las personas que sufren dolor agudo o lesiones, pero puede ser apropiada para el dolor no agudo cuando se integra en un programa de restauración funcional.

 

Pautas de tratamiento:

  • Tiempo para producir efecto: Normalmente requiere de tres a cuatro sesiones.
  • Frecuencia: Generalmente se realiza una o dos veces por semana.
  • Duración óptima: Normalmente, entre cinco y seis sesiones.
  • Duración máxima: Limitada a diez o doce sesiones. Cualquier tratamiento que vaya más allá debe justificarse en función de la necesidad, los resultados esperados y el potencial para facilitar una mejora funcional positiva.
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