Pautas de tratamiento médico del estado de Nueva York para la anamnesis y la exploración física de la enfermedad pulmonar intersticial profesional en pacientes con indemnización por accidentes de trabajo

La Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York ha establecido directrices para la evaluación de la anamnesis y el examen físico. Estas directrices están diseñadas para ayudar a los médicos y profesionales sanitarios a determinar el tratamiento adecuado para estos procedimientos.

Los profesionales sanitarios que se centran en la anamnesis y la exploración física pueden utilizar las orientaciones de la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones informadas sobre el nivel de atención más adecuado para sus pacientes.

Es fundamental subrayar que estas directrices no pretenden sustituir el juicio clínico ni la experiencia profesional. La decisión final sobre los cuidados debe ser fruto de la colaboración entre el paciente y el profesional sanitario.

 

El diagnóstico y los planes de tratamiento se basan en los antecedentes de exposición profesional, la presentación y los resultados de las pruebas de cribado diagnóstico.

 

Historia de enfermedad actual

La Historia de la Enfermedad Actual (HPI) debe registrar lo siguiente:
– Exposiciones pulmonares, tanto ocupacionales como no ocupacionales.
– Detalles de la ocupación actual y pasada, especificando tipos de actividades laborales como construcción, demolición, minería, fabricación y perforación. Consulte la tabla siguiente para ver algunos ejemplos.
– Duración del tiempo dedicado a cada trabajo, incluidos los puestos ocupados hace años o décadas.

Las exposiciones deben abarcar:
– Polvos, que abarcan los polvos orgánicos (hongos, bacterias, proteínas vegetales y animales) y los polvos minerales inorgánicos (sílice, asbestosis, carbón).
– Metales como el berilio (presente en bombillas antiguas y en la industria aeroespacial), el estaño y el cobalto.
– Sustancias tóxicas e inflamatorias como humos, gases, vapores y aerosoles.

El historial de exposición no sólo debe incluir las exposiciones ocupacionales, sino también las no ocupacionales, detallando el agente, la duración y la intensidad de la exposición. Lo ideal sería que la intensidad estuviera respaldada por mediciones ambientales (datos de higiene industrial) o descrita cualitativamente (por ejemplo, diaria, semanal, mensual, anual).

Incluya preguntas sobre las responsabilidades y la exposición de la persona, teniendo en cuenta factores como el trabajo en una oficina.

En cuanto a los síntomas:
– Documente cuándo empezaron los síntomas.
– Especifique molestias como opresión en la garganta, falta de aire, dificultad para inspirar o espirar, sonidos ásperos, tos y producción de esputo.
– Anote la duración, la aparición y la frecuencia de los síntomas.
– Explorar la evolución de los síntomas, incluidos el agravamiento y el alivio en relación con el entorno laboral, los cambios en el entorno laboral y las variaciones de los síntomas en función de los días trabajados y no trabajados.
– Siga la evolución de los síntomas.

Otros aspectos esenciales que deben cubrirse son las pruebas e imágenes pulmonares, los tratamientos anteriores, la relación de la enfermedad o lesión con el trabajo (incluida una declaración sobre la probabilidad de que esté relacionada con el trabajo) y la capacidad de la persona para realizar las tareas laborales y las actividades de la vida diaria.

 

Historia pasada

– Historial médico previo, que incluya, entre otras cosas, la exposición previa a afecciones pulmonares y tratamientos (que cubra la susceptibilidad a la bronquitis y la neumonía).
– El examen sistemático implica, entre otras cosas, la investigación de síntomas relacionados con enfermedades reumatológicas, neurológicas, endocrinas, neoplásicas y sistémicas diversas.
– Examen minucioso del historial de tabaquismo, incluido el consumo de marihuana, vapeo, etc.
– Resumen exhaustivo del historial de medicación, teniendo en cuenta el uso de amiodarona, agentes quimioterapéuticos y nitrofurantoína.
– Exploración de actividades tanto laborales como recreativas.
– Examen de estudios de imagen anteriores.
– Evaluación del historial quirúrgico.
– Recogida de información relacionada con las alergias.

 

Examen físico

Un examen centrado en la salud pulmonar ocupacional debe abarcar los siguientes componentes:
– Registro de las constantes vitales, incluida la frecuencia respiratoria medida y la saturación de O2.
– Evaluación de las capacidades funcionales generales, calibrando la facilidad para moverse, caminar, cambiar de postura, vestirse y desvestirse, al tiempo que se observan los signos y síntomas de disnea.
– Evaluación del estado respiratorio, teniendo en cuenta factores como la frecuencia, la profundidad, el uso de músculos accesorios y el aleteo nasal.
– Inspección visual en busca de signos de enfermedad pulmonar y causas potenciales, incluyendo:
– Anomalías en las mucosas
– Presencia de pólipos nasales, inflamación o secreción
– Clubbing (asociado a enfermedades como la asbestosis, la fibrosis pulmonar idiopática y ciertas neumonitis por hipersensibilidad).
– Diámetro anteroposterior
– Escoliosis
– Cifosis
– Palpación para identificar:
– Anomalías de la pared torácica
– Presencia de adenopatías y masas en el cuello
– Percusión para evaluar la resonancia e identificar:
– Aireación
– Nivel del diafragma
– Indicios de interfaz fluida o consolidación
– Auscultación para examinar:
– La relación inspiración-espiración
– Ruidos respiratorios adventicios (como crepitaciones, sibilancias – a menudo una manifestación secundaria de la HP y una manifestación primaria de la neumonía eosinofílica, estertores, roncus).
– Presencia de roces pleurales, junto con el momento, la localización y la persistencia de los hallazgos pulmonares.
– Exploración cardíaca centrada en la identificación de signos de cor pulmonale e insuficiencia cardíaca.
– Examen dérmico para detectar signos de enfermedades, como el eritema nodoso (asociado a la sarcoidosis).

 

Enfoque diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad pulmonar intersticial (EPI) ocupacional suele basarse en un enfoque clínico, teniendo en cuenta factores como una historia ocupacional relevante con una exposición adecuada y una latencia apropiada, apoyada por pruebas radiográficas objetivas (como radiografía de tórax y/o HRCT). Además, es crucial una evaluación de la función pulmonar, examinando los cambios consistentes en la capacidad ventilatoria, los volúmenes pulmonares estáticos o el intercambio gaseoso, a la vez que se consideran diagnósticos diferenciales alternativos.

En el caso de individuos con un perfil clínico típico, que incluya un historial de exposición exhaustivo, una latencia adecuada y una presentación radiográfica coherente, rara vez es necesaria una biopsia pulmonar para confirmar el diagnóstico de EPI ocupacional. Sin embargo, puede haber casos en los que sea esencial un examen patológico del tejido pulmonar, especialmente en contextos en los que las características clínicas o radiográficas no sean concluyentes o sean atípicas.

Es aconsejable incorporar al proceso diagnóstico un seguimiento médico periódico que incluya pruebas de función pulmonar y estudios de imagen. Esta evaluación continua es fundamental para la valoración médica de las enfermedades profesionales pulmonares.

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