Pautas de tratamiento médico del Estado de Nueva York para el síndrome de pinzamiento en pacientes con indemnización por accidente laboral

Las directrices establecidas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York se han elaborado para ayudar a los profesionales sanitarios a proporcionar un tratamiento adecuado del síndrome de pinzamiento.

Adaptadas a los médicos, estas directrices de la Junta de Compensación de los Trabajadores ofrecen ayuda para determinar el enfoque adecuado para las personas con síndrome de pinzamiento.

Es fundamental señalar que estas directrices no sustituyen al juicio clínico ni a la experiencia profesional. La decisión final sobre el tratamiento del síndrome de pinzamiento debe ser fruto de la colaboración entre el paciente y su profesional sanitario.

Síndrome de pinzamiento de hombro

El síndrome de pinzamiento del hombro, que es más una recopilación de síntomas que un diagnóstico patológico, surge de la invasión del acromion, el ligamento coracoacromial, la apófisis coracoides y/o la articulación AC sobre el mecanismo del manguito rotador durante el movimiento del hombro.

El mecanismo del manguito rotador, que pasa por debajo de estas estructuras, está estrechamente relacionado con el arco coracoacromial, separado únicamente por las delgadas superficies de la bursa.

La compresión y la fricción pueden minimizarse mediante factores como la forma del arco coracoacromial, la superficie inferior normal de la articulación AC, una bursa normal, una laxitud capsular normal y una función escapulotorácica coordinada.

Este síndrome puede asociarse a artritis de la articulación AC, desgarros parciales y totales del manguito rotador y capsulitis adhesiva/hombro congelado. El funcionamiento normal del mecanismo del manguito de los rotadores y del tendón del bíceps ayuda a aliviar el síndrome de pinzamiento.

Historia y mecanismo de la lesión

Mecanismo de lesión: Sobrecarga repetitiva establecida de la extremidad superior, a menudo observada con movimientos frecuentes por encima de la cabeza.

La historia puede incluir:

  • Presentación tardía: Como el síndrome no suele ser un problema agudo, los pacientes buscan atención médica si sus síntomas persisten a pesar del reposo, el tiempo y los intentos de resolución.
  • Quejas de pérdidas funcionales: Debido a dolor, rigidez, debilidad y atrapamiento al flexionar y rotar internamente el brazo.
  • Síntomas comunes: La falta de sueño es frecuente y el dolor suele sentirse en la cara lateral del brazo, cerca de la inserción del deltoides o sobre la cara anterior proximal del húmero.

 

Hallazgos físicos

  • Inspección del hombro: Puede revelar atrofia del deltoides y del manguito rotador.
  • Amplitud de movimiento: Limitada, especialmente en rotación interna y aducción transversal.
  • Movimiento pasivo: A través del arco de flexión de 60 a 90 grados puede acompañarse de dolor y crepitación, acentuados durante el movimiento de entrada y salida del hombro en rotación interna.
  • Elevación activa: Suele ser más incómoda que la elevación pasiva.
  • Dolor en la flexión activa máxima hacia delante: Se observa con frecuencia en el síndrome de pinzamiento, pero no es específico para el diagnóstico.
  • Pruebas de fuerza: Puede revelar debilidad, atribuida a dolor, desuso, daño tendinoso o mala mecánica escapulotorácica.
  • Dolor a la abducción resistida o a la rotación externa: Puede indicar compromiso de la integridad de los tendones del manguito rotador.
  • Debilidad de los estabilizadores escapulares posteriores: Considerado como un factor que contribuye al síndrome de pinzamiento al alterar la mecánica de la articulación glenohumeral.

Pruebas de laboratorio

  • Generalmente no indicado
  • Recomendado en pacientes seleccionados en los que se sospeche una enfermedad sistémica.

Procedimientos de prueba: Rayos X

  • Recomendado en pacientes seleccionados según indicación clínica.
  • Indicaciones: Puede demostrar calcificación o espolones óseos.

Inyección en el espacio subacromial

  • Recomendado en pacientes seleccionados según indicación clínica.
  • Indicaciones: Puede utilizarse como procedimiento diagnóstico inyectando un anestésico (por ejemplo, soluciones de sensorcaína o xilocaína) en el espacio. Si el dolor se alivia con la inyección, se confirma el diagnóstico.

Pruebas complementarias (ecografía, artrografía o resonancia magnética)

  • Recomendado en pacientes seleccionados según indicación clínica.
  • Indicaciones: Técnicas como la ecografía, la artrografía o la resonancia magnética deben considerarse cuando el dolor de hombro persiste a pesar de 4-6 semanas de tratamiento conservador no quirúrgico, y el diagnóstico no se identifica fácilmente a través de la historia y el examen clínico.

Procedimientos de tratamiento no quirúrgicos

  • Medicamentos: Como antiinflamatorios no esteroideos y analgésicos.
  • Inyección en el espacio subacromial:
    • Recomendado en pacientes seleccionados según indicación clínica.
    • Indicaciones: Terapéutica si el paciente respondió positivamente a una inyección diagnóstica de un anestésico. No se recomiendan las inyecciones de corticoides directamente en los tendones.
    • Frecuencia: No más de dos o tres veces al año. Por lo general, una o dos inyecciones son suficientes.
    • Se recomienda un intervalo mínimo de tres semanas entre inyecciones.
    • Tiempo para producir efecto: Inmediato con anestesia local o en tres días con corticosteroides.
    • Duración máxima: Limitada a tres inyecciones anuales en el mismo lugar.
  • Debe considerarse el reposo relativo, la inmovilización, el tratamiento térmico, los ultrasonidos, el ejercicio terapéutico y la medicina física y rehabilitación.
    • Recomendado

Procedimientos postoperatorios

Los programas de rehabilitación individualizados basados en la comunicación entre el médico, el cirujano y el terapeuta podrían incluir:

  • Cabestrillo o férula de abducción;
  • Se pueden instituir ejercicios suaves de péndulo, amplitud de movimiento glenohumeral pasivo y un entrenamiento agresivo de estabilización escapular posterior;
  • A las cuatro semanas del postoperatorio, iniciar isométricos y participación en AVD; y/o
  • Dependiendo de la respuesta funcional del paciente, a las seis semanas del postoperatorio considere la posibilidad de empezar a realizar ejercicios de resistencia ligeros; al mismo tiempo, puede ser plausible la vuelta a un trabajo ligero/modificado dada la capacidad de adaptarse a «no realizar actividades repetitivas por encima de la cabeza».

Ejercicio resistivo progresivo a partir de los dos meses con vuelta gradual a la actividad completa a los 5-7 meses; todos los procedimientos activos no quirúrgicos enumerados en la Sección E, Procedimientos terapéuticos: No quirúrgicos, deben tenerse en cuenta.

Las restricciones laborales deben evaluarse cada cuatro o seis semanas durante la recuperación postoperatoria y la rehabilitación, con las correspondientes comunicaciones escritas tanto al paciente como al empresario. En caso de estancamiento, el profesional debe reevaluar el estado del paciente y realizar los ajustes oportunos en el plan de tratamiento.

 

 

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