Las directrices establecidas por la Junta de Compensación de Trabajadores del Estado de Nueva York están diseñadas para ayudar a los profesionales sanitarios a determinar las restricciones de actividad para las personas con lesiones cervicales. El objetivo de estas directrices es ayudar a los médicos y profesionales sanitarios a tomar decisiones informadas sobre las limitaciones adecuadas de las actividades para promover una recuperación óptima y evitar daños mayores.
Los profesionales sanitarios especializados en lesiones cervicales pueden confiar en la orientación proporcionada por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para aplicar restricciones bien meditadas a las actividades de sus pacientes.
Es fundamental subrayar que estas directrices no pretenden sustituir al juicio clínico ni a la experiencia profesional. La decisión final sobre la restricción de actividades en caso de lesiones cervicales debe ser fruto de la colaboración entre el paciente y su profesional sanitario.
Restricción de actividades por lesión cervical
Por lo general, se aconseja seguir con la rutina diaria habitual si se trata de lesiones cervicales, tanto a corto como a largo plazo, siempre que no empeoren los síntomas neurológicos. Si puedes evitarlo, es mejor que no dejes de trabajar, ya que eso suele empeorar el dolor. En cambio, la reincorporación al trabajo con algunas modificaciones suele ser más eficaz y rara vez es una mala idea para la mayoría de las personas con lesiones cervicales.
Establecimiento de restricciones de nivel de actividad
Al hablar del nivel de actividad de un paciente en el contexto de las lesiones cervicales, tenga en cuenta lo siguiente:
1. Posición total del cuerpo, centrándose especialmente en los movimientos de la parte superior del tronco, como la rotación y la flexión. No olvide mencionar con qué frecuencia y durante cuánto tiempo se producen estos movimientos.
2. Acciones en las extremidades superiores, que abarcan actividades como alcanzar por encima del hombro, movimientos repetitivos, empujar, tirar y cualquier tarea de levantamiento o transporte. Especifique la duración y la frecuencia de estas acciones.
3. Hábitos de sedestación, incluyendo cuánto tiempo y con qué frecuencia, teniendo en cuenta la postura, la altura de trabajo y los movimientos de la cabeza y el cuello.
4. Requisitos del campo visual, teniendo en cuenta las limitaciones en los movimientos de la cabeza y el cuello y la capacidad de mirar hacia arriba o hacia abajo. Hable de la tolerancia del paciente a estos movimientos.
5. Si se utilizan dispositivos o equipos de adaptación para una correcta ergonomía en la oficina o para mejorar las capacidades, esa información también puede incluirse en la descripción.