Procedimientos terapéuticos: Operativos

Las directrices establecidas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York están diseñadas para ayudar a los profesionales sanitarios en la aplicación de Procedimientos Terapéuticos, en particular los de naturaleza operativa. Estas directrices tienen por objeto ayudar a los médicos y profesionales sanitarios a determinar las intervenciones quirúrgicas adecuadas para diversas afecciones médicas.

Los profesionales sanitarios que se centran en procedimientos terapéuticos, especialmente los operativos, pueden confiar en la orientación proporcionada por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones bien informadas sobre el curso de acción más adecuado para sus pacientes.

Es importante subrayar que estas directrices no pretenden sustituir el juicio clínico ni la experiencia profesional. La decisión última sobre los procedimientos terapéuticos, incluidos los operativos, debe implicar la colaboración entre el paciente y su profesional sanitario.

 

Procedimientos terapéuticos: Operativos

Los procedimientos operativos deben determinarse mediante una alineación positiva con las observaciones clínicas, el curso natural de la enfermedad, la evolución clínica del paciente y los resultados de las pruebas diagnósticas. Un examen minucioso de estos elementos debería haber conducido a un diagnóstico preciso, señalando la(s) afección(es) patológica(s) específica(s).

Es fundamental que el profesional sanitario elimine los factores no fisiológicos que contribuyen al dolor o las afecciones no quirúrgicas que podrían simular una radiculopatía o inestabilidad (como la neuropatía compresiva periférica, las lesiones crónicas de los tejidos blandos y los factores psicológicos) antes de contemplar una intervención quirúrgica electiva. Una intervención rápida puede ser necesaria en casos de dolor agudo y debilitante o cuando hay una progresión de los déficits neurológicos.

Los pacientes no aptos para la cirugía o que no deseen someterse a ella deben recibir el tratamiento no quirúrgico que se considere adecuado. Si una recomendación inicial se inclina hacia enfoques no quirúrgicos, puede considerarse la cirugía si el tratamiento conservador resulta ineficaz. El paciente debe manifestar sistemáticamente los hallazgos objetivos especificados, los síntomas subjetivos y, en su caso, los resultados de las pruebas de imagen para que se considere la intervención quirúrgica.

El paciente debe mostrar sistemáticamente los hallazgos objetivos especificados, los síntomas subjetivos y, cuando proceda, los resultados de las pruebas de imagen. El tratamiento quirúrgico se recomienda cuando los resultados esperados de los problemas tratados quirúrgicamente superan a los de los no tratados quirúrgicamente.

Antes de contemplar la posibilidad de una intervención quirúrgica, todos los pacientes en estudio deben someterse a un examen neuromusculoesquelético exhaustivo para identificar las fuentes de dolor mecánico que podrían responder a enfoques no quirúrgicos o que podrían resultar resistentes a la intervención quirúrgica. En los casos en que la reoperación pueda ser una posibilidad, es aconsejable buscar una segunda opinión.

Cuando se considera la cirugía para el dolor axial aislado, es muy recomendable someterse a una evaluación psicológica para valorar la probabilidad de que el paciente se beneficie del tratamiento. En el postoperatorio, deben considerarse seriamente las intervenciones interdisciplinarias para los pacientes que no muestren el progreso funcional esperado en los plazos especificados. Deben establecerse restricciones específicas de la actividad de reincorporación al trabajo. Para la mayoría de los pacientes quirúrgicos cervicales sin fusión, es factible una reincorporación limitada al trabajo entre 3 y 6 semanas. La actividad completa suele reanudarse entre 6 semanas y 6 meses, dependiendo del procedimiento y del proceso de cicatrización de cada persona.

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