Directrices de tratamiento médico del Estado de Nueva York para la evaluación e intervención psicológica en pacientes con indemnizaciones laborales

Las directrices presentadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York proporcionan principios fundamentales para llevar a cabo la evaluación y la intervención psicológicas en el dolor no agudo. Estas directrices se han elaborado para ayudar a los profesionales de la salud mental a identificar los métodos adecuados para evaluar y tratar los problemas psicológicosen el contexto de una atención integral.

Los profesionales de la salud mental expertos en evaluación e intervención psicológica pueden basarse en las orientaciones esbozadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones informadas sobre los enfoques más adecuados para sus clientes.

Es importante destacar que estas directrices no pretenden sustituir el juicio clínico ni la experiencia profesional. La evaluación psicológica y el proceso de intervención deben implicar la colaboración entre el profesional de la salud mental y el cliente, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades individuales.

Evaluación

  • Los pacientes que no evolucionan según lo esperado tras una lesión pueden beneficiarse de una evaluación psicológica o psicosocial formal para identificar las barreras a la recuperación.
  • Una evaluación psicológica exhaustiva puede ayudar a identificar factores de riesgo psiquiátricos comórbidos (por ejemplo, psicosis, suicidalidad activa) y factores de riesgo secundarios (por ejemplo, insatisfacción laboral), con las correspondientes derivaciones.
  • La evaluación continua para detectar posibles obstáculos a la recuperación, como problemas psicológicos o señales de alarma, debe integrarse en toda la atención al paciente.
  • La información obtenida de estas evaluaciones puede mejorar la comprensión del paciente por parte de los médicos, facilitando el desarrollo de planes de tratamiento y estrategias de rehabilitación más eficaces.
  • Las pruebas psicométricas, cuando son necesarias, pueden ser una herramienta valiosa para evaluar las condiciones de salud mental, las condiciones de dolor, la función cognitiva y la motivación, así como para ayudar en el tratamiento y la planificación vocacional.
  • Algunas de estas pruebas están disponibles en varios idiomas y se han diseñado para un nivel de lectura de sexto grado, aunque es preferible contar con un proveedor que domine la lengua materna del paciente. En caso necesario, se recurrirá a intérpretes profesionales.
  • Las pruebas con escalas de validez, como el MMPI, son especialmente útiles cuando se consideran posibles problemas de ganancia secundaria o la exactitud de la presentación de la enfermedad.

 

Intervención

  • La incorporación del tratamiento psicosocial en una fase temprana del tratamiento del dolor no agudo es crucial una vez identificado el problema.
  • Las intervenciones psicosociales, incluidos el tratamiento psicoterapéutico y la terapia cognitivo-conductual, como la biorretroalimentación y el entrenamiento en relajación, pueden ser eficaces.
  • Estas intervenciones deben centrarse en mejorar los mecanismos de afrontamiento del paciente, las habilidades de adaptación, la autogestión, la autoeficacia y la reducción de la discapacidad.
  • Los entornos de tratamiento pueden variar, desde modelos individualizados hasta programas multidisciplinares o interdisciplinares de tratamiento del dolor.
  • El médico tratante o el psiquiatra pueden prescribir medicamentos para tratar las afecciones diagnosticadas.
  • La prescripción rutinaria de medicamentos sedantes o hipnóticos debe posponerse hasta después de una evaluación y diagnóstico psiquiátricos, cuando proceda.
  • Todas las intervenciones psicológicas o psiquiátricas deben ir acompañadas de una evaluación exhaustiva y un plan de tratamiento con objetivos conductuales claros, plazos e intervenciones específicas.

 

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