Las directrices proporcionadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo del Estado de Nueva York ofrecen principios fundamentales para mejorar el tratamiento con opiáceos del dolor no agudo . Estas directrices pretenden ayudar a los profesionales sanitarios a optimizar el uso de opioides en el ámbito de la atención integral.
Los profesionales sanitarios con experiencia en la gestión de tratamientos con opiáceos pueden confiar en las orientaciones esbozadas por la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo para tomar decisiones bien informadas sobre la mejora de la eficacia y la seguridad de la terapia con opiáceos para sus pacientes.
Es fundamental subrayar que estos principios no pretenden sustituir al juicio clínico ni a la experiencia profesional. La optimización del tratamiento con opiáceos debe implicar la colaboración entre el profesional sanitario y el paciente, teniendo en cuenta factores individuales como los objetivos del tratamiento del dolor, la dosificación de opiáceos y los riesgos potenciales asociados al uso de opiáceos.
Optimización del tratamiento con opiáceos
- Los pacientes que reciben tratamiento crónico con opiáceos requieren un seguimiento y una reevaluación periódicos para evaluar la adherencia del paciente y el progreso hacia los objetivos del tratamiento, con documentación en la historia clínica durante cada visita del paciente.
- La Herramienta de Evaluación y Documentación del Dolor (PADT) ofrece un método eficaz para registrar sistemáticamente cada encuentro, ayudando en la organización y revisión de los cuidados.
Evaluación de los efectos del tratamiento prolongado con opiáceos
Evaluación médica del tratamiento actual con opiáceos:
- El médico debe evaluar o reevaluar los riesgos y beneficios asociados con la terapia continua con opioides del paciente, considerando factores como:
- Estado funcional y niveles de dolor.
- Posibles efectos adversos derivados de las dosis actuales de opiáceos
- Edad del paciente, especialmente si es anciano.
- Presencia de trastornos psiquiátricos que puedan repercutir en el tratamiento.
- Afecciones subyacentes que podrían exacerbar los efectos adversos relacionados con los opiáceos, como EPOC, ICC, apnea del sueño o antecedentes de disfunción renal/hepática, incluida cualquier afección diagnosticada recientemente y la medicación asociada a ella.
- Combinaciones concomitantes de fármacos que puedan potenciar los efectos adversos de los opiáceos, como los hipnótico-sedantes, las benzodiacepinas o los barbitúricos, a menos que su uso esté indicado desde el punto de vista médico o psiquiátrico (y vaya acompañado de una mayor vigilancia).
Gestión de efectos adversos significativos:
- Si se observan efectos adversos importantes del tratamiento con opiáceos, el médico debe considerar la posibilidad de reducir la dosis de opiáceos y reevaluar el estado del paciente.
- La reducción o interrupción de los opiáceos puede ser necesaria debido a diversos factores como el desarrollo de tolerancia, hiperalgesia, disminución de la eficacia de los opiáceos, incumplimiento del acuerdo sobre opiáceos o efectos secundarios intolerables.
- En los casos complejos, en particular los relacionados con la adicción o la reducción de opiáceos, puede estar justificado el tratamiento hospitalario.