En la mayoría de los casos, no es necesario realizar pruebas diagnósticas adicionales para evaluar las infecciones oculares. Sin embargo, en determinadas situaciones en las que hay síntomas o lesiones acompañantes, como problemas en los senos paranasales, pueden ser necesarias pruebas adicionales como radiografías de los senos paranasales, tomografías computarizadas de los senos paranasales o pruebas de imagen como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas de las órbitas.
Atención inicial
Cuando se trata de una conjuntivitis vírica presunta o de una conjuntivitis bacteriana leve, no suele ser necesaria ninguna medicación. Sin embargo, es crucial proporcionar instrucciones claras sobre el mantenimiento de una higiene meticulosa de las manos y los ojos para minimizar el riesgo de nuevos contagios. En los casos de conjuntivitis bacteriana de moderada a grave, es esencial un seguimiento más atento para controlar la evolución y garantizar la recuperación.
Ahora bien, cuando se trata de infecciones o úlceras de la córnea, los medicamentos se hacen necesarios, y es imprescindible acudir a las citas de seguimiento para minimizar el riesgo de pérdida de visión.
Recomendaciones de tratamiento
En los casos comunes de conjuntivitis vírica, no es necesario el tratamiento antibiótico. Sin embargo, si se trata de una infección corneal causada por herpes simple o herpes zóster, es necesario un tratamiento antivírico. Aun así, estas afecciones quedan fuera del ámbito de esta directriz, ya que no se consideran ocupacionales.
En los adultos, los principales responsables de la conjuntivitis bacteriana son Streptococcus pneumoniae (51%), Pseudomonas (23%), Staphylococcus sp y Hemophilus influenzae. El tratamiento de la conjuntivitis bacteriana con antibióticos puede acortar el curso clínico, pero es posible que las infecciones mucopurulentas leves no mejoren más rápidamente con antibióticos. La gravedad de las úlceras está estrechamente relacionada con el resultado. Las infecciones fúngicas, generalmente más graves, suelen requerir un tratamiento más prolongado para resolverse.
Antibióticos para la conjuntivitis bacteriana y las infecciones bacterianas que complican la úlcera corneal
En determinados casos, se recomienda utilizar antibióticos para tratar la conjuntivitis bacteriana y las infecciones bacterianas que complican las úlceras corneales. Los antibióticos están indicados en las conjuntivitis bacterianas de moderadas a graves para reducir la duración del curso clínico. En los casos leves, especialmente los que presentan infecciones mucopurulentas leves, es posible que los antibióticos no proporcionen una mejoría más rápida.
Los casos de Neisseria requieren tratamiento tanto tópico como sistémico, pero estos casos quedan fuera del ámbito de esta directriz. Las infecciones bacterianas que complican las úlceras corneales deben tratarse, con la indicación adicional de continuar el tratamiento hasta que se resuelva el defecto corneal. La agudeza visual basal puede predecir la recuperación visual.
Varios preparados antibióticos oftálmicos tienen una eficacia comparable, como la gatifloxacina, la levofloxacina, la lomefloxacina, la moxifloxacina, la tobramicina-cefazolina, la cefazolina-amikacina y la cefazolina-gentamicina, así como el timerosal (no recomendado por motivos de toxicidad). Es aconsejable adaptar la selección de antibióticos en función del género y la especie bacterianos estimados, junto con los perfiles locales de resistencia a los antibióticos. Aunque la tinción de Gram no se realiza habitualmente, puede ayudar en la selección preliminar de antibióticos.
Es posible que sea necesario realizar más ajustes en función de los resultados de los cultivos y la sensibilidad, ya que las pruebas sugieren que la resistencia a los antibióticos se correlaciona con peores resultados. La duración del tratamiento es la de los síntomas y, en el caso de las úlceras, suele prolongarse hasta que se resuelve el defecto corneal.
Glucocorticosteroides adyuvantes para la conjuntivitis bacteriana y las infecciones bacterianas que complican las úlceras corneales: No se recomienda utilizar glucocorticosteroides como tratamiento adicional para la conjuntivitis bacteriana o las infecciones bacterianas que complican las úlceras corneales.
Antibióticos para la conjuntivitis vírica: No se recomienda el uso rutinario de antibióticos para tratar la conjuntivitis vírica.
Antiinflamatorios no esteroideos para los síntomas de la conjuntivitis vírica: No se aconseja el uso de antiinflamatorios no esteroideos para aliviar los síntomas de la conjuntivitis vírica.
Glucocorticosteroides para los síntomas de la conjuntivitis vírica: No se recomienda utilizar glucocorticosteroides como tratamiento para los síntomas de la conjuntivitis vírica.
Medicamentos antifúngicos para la conjuntivitis fúngica y las infecciones fúngicas que complican las úlceras corneales: Se recomienda utilizar medicamentos antifúngicos para el tratamiento de la conjuntivitis fúngica y las infecciones fúngicas que complican las úlceras corneales. Cuando los defectos corneales se complican con infecciones fúngicas, suele ser aconsejable remitir el caso a un oftalmólogo.
Indicaciones: Los medicamentos antifúngicos están indicados para la conjuntivitis fúngica, y para las infecciones fúngicas que complican úlceras corneales, el tratamiento es necesario con la indicación añadida de continuar hasta que se resuelva el defecto corneal.
Frecuencia/dosis/duración: Diversos preparados antifúngicos oftálmicos, como el econazol al 2%, la natamicina al 5%, el voriconazol al 1% y la Anfotericina B, tienen una eficacia comparable. En general, el tratamiento debe adaptarse a los resultados del cultivo. Aunque no siempre se utiliza el yoduro potásico (KOH), puede ayudar en el régimen antifúngico preliminar.
Los regímenes antifúngicos eficaces basados en estudios de alta calidad incluyen:
- Econazol 2% gotas: Administrar cada hora entre las 7h y las 21h.
- Gotas de natamicina al 5%: Cada hora mientras esté despierto hasta la reepitelización, después cuatro veces al día durante al menos 3 semanas.
- Anfotericina B 0,2 mg/ml gotas: Administradas cada 2 horas durante 21 días.
- Gotas de anfotericina B 0,2 mg/ml: Administradas cada 2 horas durante 21 días, junto con inyecciones subconjuntivales de fluconazol 2mg/mL diarias durante 10 días.
- Gotas de gluconato de clorhexidina al 0,2%: Utilizado de media a dos horas durante un máximo de 5 días, luego con frecuencia reducida, con todos los pacientes reevaluados a los 21 días.
Es importante señalar que, en casos excepcionales en los que la naturaleza de la patología infecciosa exige fórmulas de medicación muy especializadas, éstas sólo suelen estar disponibles en las farmacias de los centros médicos académicos.