Las personas sufren lesiones diversas e intrincadas, que van desde cortes básicos en la córnea hasta daños estructurales profundos. Las secuelas de estas lesiones pueden provocar problemas como problemas de visión, astigmatismo, endoftalmitis, infecciones, oftalmia simpática, cataratas, pérdida de visión e incluso la extirpación del ojo.
Laceraciones corneales
Más profundas que los arañazos superficiales, las laceraciones corneales implican heridas en el colgajo, que a veces se extienden a estructuras intraoculares como el cristalino. Dada la gravedad y la posible complejidad de estas lesiones, es crucial remitir rápidamente el caso a un oftalmólogo.
En cuanto a las recomendaciones de tratamiento, el uso de ácido retinoico como medida complementaria se sugiere en casos específicos, a discreción del oftalmólogo tratante. Además, se aconseja el uso de lentes de contacto rígidas permeables al gas para facilitar una mejor cicatrización.
Cuando se trata de estabilizar cuerpos extraños intraoculares sin extraerlos, éste es el enfoque inicial recomendado para los traumatismos penetrantes. El objetivo es evitar daños mayores, con una posterior derivación urgente para un tratamiento definitivo. En particular, muchos cuerpos extraños intraoculares pequeños, especialmente los metálicos, pueden no requerir una extracción inmediata y, en su lugar, pueden tratarse de forma conservadora.
Traumatismo contuso e hifema traumático
Las lesiones oculares por traumatismo contuso suelen ser consecuencia de accidentes de tráfico, percances deportivos o enfrentamientos. No se limita a los accidentes laborales; también hay otros factores relacionados con el trabajo. El pronóstico puede empeorar si hay una pupila no reactiva, fracturas o dificultad para abrir el ojo.
Los traumatismos contusos pueden causar diversas lesiones, como hematomas, fracturas, hemorragias oculares, desprendimiento de retina, ángulo recto de la cámara anterior, hipertensión ocular y otras complicaciones. Dada la posibilidad de que se produzcan múltiples lesiones, es crucial examinar a fondo al paciente y los tejidos circundantes. Las fracturas orbitarias por estallido suelen afectar primero a la pared medial, seguida del suelo orbitario. Alrededor del 16% de los casos también implican fracturas nasales.
Cuando se trata de un paciente que experimenta un hipema, hay que tener en cuenta una serie de factores. Esto incluye el uso de diferentes medicamentos como ciclopléjicos, esteroides, agentes antifibrinolíticos, analgésicos y fármacos antiglaucoma. Otros aspectos que deben sopesarse son el nivel de actividad del paciente, la elección entre atención ambulatoria u hospitalaria, y la decisión entre tratamiento médico o quirúrgico. Se debe prestar especial atención a los pacientes con hemoglobinopatías (como la hemoglobina S) o con hemofilia. Es igualmente vital reconocer y tratar cualquier lesión ocular concomitante que se observe a menudo con el hifema traumático.
He aquí algunas recomendaciones generales a tener en cuenta:
1. Incorporar el uso regular de ciclopléjicos tópicos y corticosteroides, y considerar agentes antifibrinolíticos sistémicos o corticosteroides. También se aconseja un escudo rígido.
2. Sugerir limitar las actividades (optar por movimientos tranquilos). Si existen dudas sobre el cumplimiento de la medicación o las restricciones de actividad, el seguimiento o un mayor riesgo de complicaciones (como antecedentes de anemia falciforme o hemofilia), podría ser necesario el tratamiento hospitalario.
3. La intervención quirúrgica se hace necesaria si hay manchas de sangre en la córnea o un aumento peligroso de la presión intraocular a pesar del mejor tratamiento médico posible, entre otras indicaciones.
Cuando se trata de exámenes iniciales, se sugiere utilizar las radiografías como herramienta preliminar, aunque no ofrecen un diagnóstico definitivo. Como se ha comentado con más detalle anteriormente en esta directriz, se aconsejan para las evaluaciones iniciales cuando son clínicamente relevantes.
En cuanto a los procedimientos de diagnóstico por imagen, se recomienda el TAC, que se considera el método principal.
En cuanto a las recomendaciones de tratamiento:
Para el tratamiento del hifema traumático, no se recomienda utilizar Ácido Aminocaproico tópico.