Dolor y tratamiento de la cadera – Parte 1 de 4

¿Le duele la cadera? No está solo. Según la Academia Americana de Medicina del Dolor, más del 7 por ciento de los adultos de EE.UU. padecen dolor crónico de cadera (el doble en pacientes mayores de 60 años).

Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestra que el número de intervenciones quirúrgicas de cadera también ha aumentado en los últimos años, y no sólo en pacientes de edad avanzada:

Desde finales de los años 90, el número de prótesis totales de cadera en pacientes de 45 a 64 años se ha multiplicado por siete. Las prótesis totales de cadera casi se duplicaron en el mismo grupo de edad. Entre los mayores de 65 años, las operaciones de prótesis parcial de cadera aumentaron un 27% y las de prótesis total de cadera un 17%.

¿A qué se debe este aumento?

Las razones del aumento de las prótesis parciales y totales de cadera se deben probablemente a dos factores principales. En primer lugar, la población en su conjunto envejece. Esto significa que cada vez más personas sufren dolor de cadera y otros síntomas que requieren intervención quirúrgica.

En segundo lugar, las mejoras en las técnicas quirúrgicas y la tecnología han dado lugar a enfoques más seguros y sencillos que, a su vez, se traducen en resultados superiores. Esto hace que la cirugía sea una solución más atractiva y adecuada para más personas.

Por supuesto, no todas las personas con dolor o rigidez de cadera necesitan cirugía; a veces, las alternativas no quirúrgicas, como la medicación y la fisioterapia, pueden ayudar a hombres y mujeres a evitar -al menos temporalmente- la necesidad de una intervención quirúrgica.

El tipo de tratamiento no sólo depende del alcance de la lesión o del daño sufrido por la articulación. A veces, el tipo de daño presente y la forma en que ese daño o lesión afecta al funcionamiento normal de la propia articulación.

Para entender por qué las caderas desarrollan síntomas dolorosos, ya sea de repente o con el tiempo, es importante comprender un poco la anatomía de la articulación.

Anatomía de la cadera 101

La cadera es una articulación esférica, llamada así por los dos componentes principales que la forman. El extremo redondeado o en forma de bola de la parte superior del hueso del muslo o fémur (llamado cabeza femoral), y la cavidad (también llamada acetábulo) que acuna la bola y le permite moverse libremente y, con suerte, sin dolor ni fricción.

Al igual que el hombro -otra articulación esférica-, la cavidad articular de la cadera está rodeada por un anillo de cartílago resistente denominado labrum. Esto ayuda a sostener la cabeza femoral y la mantiene en su sitio en la cavidad. Varios ligamentos también trabajan para mantener la articulación en su posición correcta y facilitar una amplitud de movimiento normal y sin dolor.

Tanto la cabeza femoral como la superficie interior del acetábulo están recubiertas por una gruesa capa de cartílago, que actúa como una superficie resbaladiza y deslizante que ayuda a evitar la fricción cuando se mueve la articulación. Y, por supuesto, la cadera también está servida por vasos sanguíneos, nervios y tejido muscular, que desempeñan un papel en el movimiento de la articulación, así como en su estabilidad.

A continuación: Diagnóstico y evaluación

Las articulaciones son estructuras complejas que dependen de la salud y el funcionamiento de todas sus partes para un movimiento normal. Cuando una articulación de la cadera presenta dolor u otros síntomas, el primer paso para determinar el tratamiento es evaluar la articulación.

Identificar qué estructuras están implicadas y cómo están dañadas. En la segunda parte de esta serie de cuatro, veremos algunas de las técnicas que utilizan los cirujanos para evaluar las caderas y determinar el mejor tratamiento.

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