Primeros pasos
La primera fase consiste en profundizar exhaustivamente en el historial del paciente. Empezamos por comprender la exposición al trauma, determinar su gravedad y calibrar hasta qué punto fue inmediato o real para la persona. Cuando se trata de TEA o TEPT, la gravedad se ajusta a los criterios de [DSM-5], centrándose en las experiencias que implican muerte, lesiones graves o violencia sexual. Nos sumergimos en diversos aspectos como su situación vital actual, su trabajo, su educación, sus interacciones sociales, su consumo de sustancias y sus experiencias en la infancia. El examen se extiende tanto a los síntomas físicos como mentales, sin dejar piedra sin remover.
Tipos de medidas para el cribado y la evaluación del TEPT
A la hora de evaluar el TEPT, existen tres tipos principales de evaluaciones psicológicas: herramientas de cribado, medidas de resultados y baterías de pruebas psicométricas, también conocidas como inventarios psicológicos. El objetivo de las herramientas de cribado es detectar los síntomas que apuntan a un posible diagnóstico, indicando la necesidad de una evaluación adicional por parte de un profesional de la salud mental para confirmar la enfermedad.
Recuerde que una evaluación de cribado no da un veredicto final, sino que actúa como señal de que es necesaria una evaluación clínica más profunda antes de un diagnóstico definitivo. Una medida de resultados permite controlar los aspectos de una enfermedad que pueden cambiar con el tratamiento.
Tras el cribado, las personas sospechosas de padecer TEPT podrían someterse a una evaluación exhaustiva para orientar el tratamiento adecuado. Algunos pueden incluso someterse a pruebas psicométricas mediante inventarios psicológicos. Estos inventarios son medidas exhaustivas diseñadas para trazar una imagen detallada del paciente, captando una serie de rasgos que se consideran relevantes para la evaluación psicológica.
Al realizar una evaluación psicológica, el profesional de la salud mental suele realizar una entrevista y utilizar uno o varios inventarios psicológicos o biopsicológicos. Estas herramientas ayudan a evaluar diversos aspectos, como los rasgos de personalidad, los indicadores comunes de síndromes psiquiátricos, los estilos de afrontamiento (tanto físicos como psicológicos) y la dinámica de apoyo y conflictos sociales.
